Por Cinthia Araceli Alvarez Landeros
En Tequila como en cualquier pueblo de México, una de sus tradiciones es celebrar las fiestas patronales, en este pueblo no es la excepción; estas se celebran del 1 al 12 de diciembre.
Cuenta la Señora María del Refugio Morales que durante la época de los cristeros no se llevaban a cabo, ya que la iglesia estaba cerrada y debido a este conflicto, la gente atemorizada iban a escuchar misa al rancho Agua Caliente, ubicado en la barranca de Tequila, presididas por el padre Toribio Romo. No fue hasta el final de este conflicto cuando las puertas de la iglesia se volvieron a abrir y los creyentes agradecidos entraban de rodillas desde el atrio de la iglesia hasta el altar.
Durante los primeros años de estas fiestas eran pobres y tristes, fue con el curso de los años que tomaron auge y color Para 1950 estas ya eran muy bonitas y alegres, iniciaban desde las 5 de la mañana con las mañanitas a la virgen interpretadas por las señoras Carmen “La Calandria” y Cuca Rosales, después continuaba la misa.
Todos los días había peregrinaciones, estas salían desde la entrada de Tequila (actualmente el IMSS) hasta la Parroquia. La gente se concentraba en este sitio a partir de las cuatro de la tarde para llegar a misa de siete de la tarde. Las peregrinaciones eran organizadas por familias, barrios y empresas tequileras como actualmente aún se llevan a cabo. El sacerdote los recibía y era el primero en la peregrinación, después la banda del pueblo, enseguida las Hijas de Maria (mujeres que iban vestidas de blanco y azul y con sevillanas, ellas se encargan de limpiar a la Virgen de la Inmaculada Concepción) después los obreros y al final las personas de los barrios. Los días mas importantes de las fiestas eren el primer domingo de diciembre que es el “Día de los Ausentes”, (este día regresaban todos las personas nativas de Tequila que vivían en otros lugares). Se realizaba una peregrinación a las doce del día para llegar a la misa de una de la tarde y dar gracias a Dios, después se organizaba una comida en su honor.
Los días ocho y doce de diciembre; el día ocho estaba dedicado a la Virgen de la Inmaculada Concepción y era organizado por la empresa de José Cuervo y el día doce a la virgen de Guadalupe y la organizaban los carniceros. Estos días también venían todas las personas de las rancherías. Después de la celebración religiosa la gente acudía a la plaza donde la banda de Don Lupe ya amenizaba. Alrededor de esta había “stans” o “cantinas” puestos de comida donde vendían antojitos mexicanos, buñuelos, churros y canelas con “piquete” o alcohol. A las II de lo noche se hacia la quema del castillo y juegos pirotécnicos. También había juegos mecánicos (volantín, carrusel, carritos, la ola, el rock and roll) durante el día había toros de once, la entrada era libre y a las cuatro se cobraba.
Con el paso del tiempo esta fiesta se ha ido modificando, pero no ha perdido su sentido religioso, esplendoroso y colorido siendo una tradición y orgullo para los tequilenses ya que hoy en día se junta con la Feria Nacional del Tequila, quedando una abierta invitación para todos aquellos que quieran disfrutar de esta fiesta y paladear un buen tequila.
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