domingo, 3 de junio de 2007

EL CORDON UMBILICAL

Por José Luis Rivera Ibarra
De acuerdo a diversas fuentes de información con personas de la tercera edad de la región de Tequila Jalisco, el cordón umbilical seco se desprende del pequeño entre el octavo y el décimo día y desde ese momento se le consideraba un objeto mágico. Algunas personas llevaban el cordón a lo mas alto de el monte o al bosque para que el niño no tuviera miedo y se hiciera valiente, muchos rociaban el cordón de los niños con mezcal ya que al licor se le atribuían propiedades masculinas, y al de las niñas se le untaba miel para que de grandes fueran mujeres de exquisita dulzura. Se dice que desde la época prehispánica, si el cordón era de varón las parteras aztecas se lo entregaban a los soldados para que lo llevaran y lo enterraran en el campo de batalla y así el niño seria aficionado a la lucha y un buen guerrero, y si era de hembra lo enterraban en el hogar para que la mujer se acostumbrara a estar en casa y hacer las cosas que eran menester para comer. En otras ocasiones el cordón umbilical actuaba como amuleto o guardián mágico de su dueño ya que se colocaba junto al niño para que actuara como un ángel de la guarda, podía estar colgado de la viga o de la pared en la habitación del pequeño, anudado junto a la cabecera de la cuna, o incluso escondido en el interior de la almohada. Otras personas creían que por ser parte del cuerpo de un ser vivo no se tiraba a la basura o se le daba algún animal sino que se enterraba como carne muerta de un ser humano. Muchas personas exponían el cordón al medio ambiente para que fuera comido por insectos tales como abejas, tábanos, arañas y escorpiones para que en un futuro si alguno de estos insectos picara al niño fuera inmune al no causarle mayor daño. Algunas mas quemaban el cordón inmediatamente y el humo que desprendía purificaba a la mujer y la libraba de entuertos (dolores de posparto) Otras lo utilizaban contra la diarrea y el vomito mezclándolo con cáscara de huevo, tierra de panal, y agua. Algunas mas acostumbraban engarzarlo a un anillo de plata u oro como talismán contra los cólicos. Fuente: Porfirio Ibarra Zaragoza (nacido en 1909)

No hay comentarios.: